viernes, 29 de febrero de 2008
domingo, 17 de febrero de 2008
ACABA CON LA ILUSIÓN DEL TIEMPO
La clave es ésta: acaba con la ilusión del tiempo. Tiempo y mente son inseparables. Retira el tiempo de la mente y ésta se para, a menos que elijas usarla.
Estar identificado con la mente es estar atrapado en el tiempo: vives de forma compulsiva y, casi exclusivamente, mediante el recuerdo y la anticipación. Esto produce una preocupación interminable por el pasado y el futuro, y una falta de disposición a honrar y reconocer el momento presente y permitir que sea. La compulsión surge porque el pasado te da una identidad y el futuro contiene una promesa de salvación, de una realización de algún tipo. Ambas son ilusiones.
Cuanto más te enfocas en el tiempo —pasado y futuro— más pierdes el ahora, lo más precioso que hay.
¿Por qué es lo más precioso? En primer lugar, porque es lo único que hay. Es todo lo que hay. El eterno presente es el espacio dentro del que se despliega tu vida, el único factor que permanece constante. La vida es ahora. No ha habido nunca un momento en que tu vida no fuera ahora, ni lo habrá jamás. En segundo lugar, el ahora es el único punto que puede llevarte más allá de los limitados confines de la mente. Es tu único punto de acceso al reino informe e intemporal del Ser.
¿Has experimentado, hecho, pensado o sentido algo fuera del momento presente? ¿Piensas que lo harás alguna vez? ¿Es posible que algo ocurra o sea fuera del ahora? La respuesta es evidente, ¿no es cierto?
Nada ocurrió nunca en el pasado; ocurrió en el ahora. Nada ocurrirá nunca en el futuro; ocurrirá en el ahora.
La esencia de lo que estoy diciendo aquí no puede entenderse mentalmente. En el momento que lo entiendes, se produce un cambio de conciencia de la mente al Ser, del tiempo a la presencia. De repente, todo se vivifica, irradia energía, emana Ser.
Eckart Tolle (El poder del ahora)
viernes, 15 de febrero de 2008
sábado, 9 de febrero de 2008
El dolor de las mariposas
jueves, 7 de febrero de 2008
Fábula del Ancla y el faro
En un acantilado muy batido por el mar normalmente embravecido, había un faro construido justo en su punto más alto; era uno de los buscados como referencia por los navegantes de esa zona debido a su gran visibilidad que llegaba hasta 20 millas gracias a su situación privilegiada. Su majestuosa torre era característica de esa costa apareciendo en todas las fotos y pinturas que se hacían de ella.
Una década antes, en su base naufragó un gran mercante que impulsado por la fuerza del viento, fue a embarrancar en la pequeña ensenada que formaban las monumentales piedras. Se retiraron los restos más grandes que afeaban aquel pintoresco paraje, pero en su fondo quedó una de sus grandes anclas que era utilizada por pequeños barcos pesqueros de la zona en tiempos de bonanza, utilizándola mediante cabos atados como amarre.
El ancla sumida profundamente entre el lodo y las algas del fondo del mar se lamentaba siempre de su triste suerte:
¡Ah si pudiera ser ese magnífico faro erguido en el punto mas alto del acantilado! Siempre aquí abajo metida en el lodo; ¡apenas se me ve ya!
Por el contrario, el faro orgulloso de su espléndida figura encaramado en la roca, veía al ancla solo los días en los que el mar estaba más o menos calmado y decía: ¡Que pobre ancla! Con lo fea y roñosa que está, nadie pensaría que fuese una pieza única fundida en la factoría mas importante del país … en cambio yo desde aquí arriba con mi potente luz, oriento a los barcos en las tormentas salvándolos de los peligros que suponen los acantilados; además sin mi esta costa no sería lo que es; mi figura es característica de ella. Bueno, tiene que haber de todo, pero no quisiera ser esa pobre ancla sumergida en el lodo y en las algas.
Pero también pasó el tiempo para el faro que iba deteriorándose; su luz fue perdiendo fuerza debido al ataque violento y constante del viento, y a la furia del mar; su situación estratégica ya no era imprescindible para la orientación de los barcos. Un buen día en muy poco tiempo, llegaron unos hombres y montaron una antena de tremendo tamaño como ayuda a la navegación. El jefe de los montadores, decidió que la sombra que daba la torre del faro tan deteriorado perjudicaría al recién implantado radio faro en su labor de vigilancia y se dispusieron a derribarlo.
Conforme lo iban haciendo, el ancla gritaba una y otra vez ¡no lo derribéis por favor no lo derribéis es leyenda pura, uno de los iconos de esta costa! Pero el faro desapareció…
El ancla duró mucho mucho tiempo, y los pescadores siempre amarrando sus cabos a ella se favorecieron de la solidez con la que estaba incrustada en el lodo.
Tengamos asignado el papel que tengamos, ya sea agradable o difícil, acordémonos de que, en nuestro “contrato” firmado previamente, están especificadas todas nuestras condiciones y circunstancias de vida y que todas serán igualmente válidas para nuestro objetivo .
miércoles, 6 de febrero de 2008
domingo, 3 de febrero de 2008
Cuando el cielo esté Gris: Acuérdate de cuando lo viste profundamente azul. Cuando sientas frío : Piensa en un sol radiante que ya te ha calentado. Cuando sufras una derrota : Acuérdate de tus triunfos y de tus logros. Cuando necesites amor : Revive tus experiencias de afecto y ternura. Acuérdate de lo que has vivido y de lo que has dado con alegría. Recuerda los regalos que te han hecho, los besos que te han dado, los paisajes que has disfrutado y las risas que de ti han emanado. Si esto has tenido , lo podrás volver a tener y lo que has logrado, lo podrás volver a ganar.
Alégrate por lo bueno que tienes y por lo de los demás; desecha los recuerdos tristes y dolorosos, no te lastimes más. En lo bueno, en lo amable, en lo bello y en la verdad. Recorre tu vida y detente en donde haya bellos recuerdos y emociones sanas y vívelas otra vez.