lunes, 15 de enero de 2007

El aquietar de nuestra mente:

No hay pensamientos neutros.

Este es uno de los pasos iniciales en el proceso de desvanecer la creencia de que tus pensamientos no tienen ningún efecto. Es evidente, que todo lo que ves es el resultado de tus pensamientos. En esto no hay excepciones. Los pensamientos no son ni grandes ni pequeños, ni poderosos ni débiles. Son simplemente verdaderos o falsos. Aquellos que son verdaderos crean a su semejanza. Aquellos que son falsos fabrican a la suya.

No hay concepto más auto-contradictorio que el de "pensa­mientos fútiles" Difícilmente se puede calificar de fútil a lo que da origen a la percepción de todo un mundo. Cada pensamiento que tienes contribuye a la verdad o a la ilusión: o bien extiende la verdad o bien multiplica las ilusiones. Ciertamente puedes mul­tiplicar lo que no es nada, pero no por ello lo estarás exten­diendo.

Además de reconocer que los pensamientos no son nunca fúti­les, la evolución requiere reconocer que cada pen­samiento acarrea paz o guerra, amor o miedo. Un resultado neutral es imposible porque es imposible que haya pensamientos neutros. Hay tal tentación de descartar los pensamientos atemorizantes - por considerárseles irrelevantes, triviales e inmerecedores de que uno se ocupe de ellos - que es esencial reconocerlos a todos como igualmente destructivos, aun­que también como igualmente irreales. Es necesario practicar con esta idea de muchas formas antes de que realmente se llegue a enten­der.

Al aplicar la idea de hoy, escudriña tu mente con los ojos cerra­dos durante un minuto más o menos, esforzándote al máximo por no pasar por alto ningún pensamiento "insignificante" que tienda a eludir tu búsqueda. Esto te resultará bastante difícil hasta que te acostumbres a ello. Descubrirás que todavía te resulta difícil no hacer distinciones artificiales. Cualquier pensamiento que se te ocurra, independientemente de las cualidades que le asignes, es un sujeto adecuado para aplicarle la idea.

Mientras practiques, repite primero la idea para tus adentros, y luego, a medida que cada pensamiento cruce tu mente, manténlo en tu conciencia mientras te dices a ti mismo:

Este pensamiento acerca de _____ no es un pensamiento neutro. Ese pensamiento acerca de _____ no es un pensamiento neutro.

Utiliza esta idea cada vez que notes algún pensamiento en particular que te produzca desasosiego. Sugeri­mos a este fin la siguiente variación de la idea:

Este pensamiento acerca de _____ no es un pensamiento neutro porque no tengo pensamientos neutros.

Serían aconsejables cuatro o cinco sesiones de práctica en caso de que te resulten relativamente fáciles. 'De experimentar tensión, tres serán suficientes. La duración del ejercicio debe reducirse asimismo si experimentas cualquier sensación de incomodidad.

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